El ritmo del amor



El ritmo del amor
07/10/2010

Cual la arena húmeda muta el color
y la efímera huella del sol retiene,
así en el espíritu se contiene
una voluble sombra del amor.

En las entrañas arderá el calor
que los miembros gélidos enaltece,
como el ser que nace, vive y perece;
cándida paráfrasis del amor.

Aquel fugaz arquero flechador
de repleto carcaj, áureos rayos,
resucita feroz todos los mayos
hiriendo, confiadas almas, de amor.

Y Cupido se torna matador
de quien sus afilados dardos hiere:
aquel que de dolor y angustia muere
si no halla claro espejo de su amor.

Helios vendrá en nuevo cíclico albor
alumbrando así los yertos sentidos,
ruïnas de los momentos vividos
del reciente sentido y roto amor.

Se alivia el alma de todo rencor
de Crhonos siguiendo el devenir,
distancia en la que poder recibir
hálito que torne vivo el amor.

Curso que fluye en cerrado atanor,
oscura senda de rotos cristales,
de la sangre ausente en labios banales
cerrados a nueva fuente de amor.

Debe remontarse aquel pino alcor
que sorbe del alma toda energía
y asir el final de triste elegía;
abrirse al céfiro lleno de amor.

¡Ay de aquel que se funde en el sopor
que vela el testimonio de sus ojos,
cediendo a sus inocentes antojos
cuando le susurran olas de amor!

Fue Paris tan ingenuo retador
que holló honores con insana apetencia,
ensordeciendo su sana conciencia
en aquel infausto y trágico amor.

De este viaje sea último estertor
aquel plácido reposo del alma,
¡ay!, con las hondas entrañas en calma
y el pecho terso inundado de amor.

Morir sana todo el negro dolor
que surgió del querer y desquerer
y para ello el alma ha de perecer;
¡al fin morir! y no morir de amor.


..ooOoo..